Criar para el futuro: Autonomía antes que aceptación
Ha comenzado el viaje de criar a nuestro niño/a autista y con el una cantidad de miedos y mitos que encontraremos en el camino. Así que hablaremos sobre una realidad que se le da poca visibilidad, pero que es muy importante para el desarrollo de nuestro hijo/a.
Hablemos un poco sobre que es el autismo y como influye en nuestras familias.
El autismo, o Trastorno del Espectro Autista (TEA), es una condición neurológica que afecta la forma en que las personas procesan información, interactúan socialmente y experimentan el mundo.
Según investigaciones, la intervención temprana basada en terapias especializadas puede fomentar habilidades adaptativas, sociales y de comunicación, lo que ayuda a las personas con TEA a alcanzar mayor autonomía.
Un estudio de la «American Psychological Association» señala que, más allá de buscar «normalizar» comportamientos, el objetivo debe ser potenciar las fortalezas individuales y enseñar habilidades prácticas que mejoren la calidad de vida de cada persona, respetando su singularidad.
Basándonos en esto, es importante para nosotros cómo padres brindarles todo el apoyo posible a nuestros hijos. Por lo que es muy importante buscar ayuda en profesionales que aporten mayor valor e información sobre el autismo.
Así llegamos a las terapias, donde los profesionales evalúan a nuestros hijos e intentan con varios métodos ayudarlos a expresarse mejor, a entender las situaciones sociales y les enseñan a comprender de cierta manera, cómo funciona la sociedad.
Es aquí, donde nos encontramos con una pregunta que resuena cómo un eco.
¿Por que llevamos a nuestros hijos a las terapias?
En la mayoría de los casos, no los llevamos para que encajen en una sociedad que cada vez parece más irracional y menos compresiva.
Nuestro objetivo principal es que aprendan a generar autonomía, que aprendan a defenderse, a reconocer situaciones para que ellos se sientan seguros.
Vamos a ser claros: criar a un niño con autismo es como tener una receta que se inventa sobre la marcha. Tienes ingredientes, pero nadie te da medidas exactas. ¡Y claro que hay momentos donde te preguntas si estás haciendo pastel o sopa!
Llevar a tu hijo a terapia no significa que esperas que se transforme mágicamente en alguien «apto» para los estándares de la sociedad. Es más como darle un cinturón de herramientas para la vida: un destornillador para resolver problemas, un martillo para romper prejuicios y, si todo falla, ¡un buen destello de sarcasmo para desarmar a la gente difícil!
Porque, seamos sinceros, la sociedad es como ese vecino que te critica por regar las plantas, pero no mueve un dedo cuando hay una fuga de agua. No necesitamos su aprobación, necesitamos hijos fuertes, felices y con una buena dosis de amor propio.
Cómo conclusión podemos destacar que:
Empoderar a un hijo con autismo no es un camino trazado por las expectativas externas, sino por el deseo de verlo florecer en su propio tiempo y espacio. Como padres, debemos cambiar la narrativa: no es nuestro deber adaptar a nuestros hijos al mundo, sino ayudarlos a construir un camino donde ellos mismos sean los protagonistas. La inclusión empieza en casa, con amor, paciencia y enseñándoles que no necesitan encajar en moldes para ser valiosos.
Lo más importante es que nuestros peques se sientan bien.
Lo primero es pensar en ellos.